jueves, 31 de agosto de 2017

Combinado Jorox - Ferrata del Chorro (29/8/2017)

Hoy tocaba un evento convocado por Jesús: Barranco de Jorox y Ferrata del Chorro. El grupo estaba formado por Jesús, David, Javi, Emilio, Karen y yo.



Poco después de las 5 de la tarde estábamos ya listos para entrar en Jorox. El río va totalmente seco y el único aporte de agua viene de la acequia, lo que hacía presagiar un mal día de barranco... pero no fue así: todas las pozas bien de agua, todo muy limpio y con el aguita rebosando en todos los saltos de agua. Hay que ver lo que da de sí la pequeña acequia .








En apenas una hora estábamos ya de vuelta en los coches. Ni Emilio ni Jesús conocían este barranco y parece que les ha gustado bastante.



De Jorox fuimos directos al Chorro. Empezamos la ferrata algo después de las 19:30 y la progresión fue a muy buen ritmo. Como había poleas para todos no hubo retraso de ninguna clase, y hacia las 9 de la noche (sí, a esa hora allí ya ha oscurecido) estábamos iniciando el retorno. La lluvia de hace unos días ha desdibujado parte del sendero, o eso me pareció a la luz de mi frontal (no había más luz que la de nuestros cascos), pero lo bueno es que todo el polvo de la senda de retorno se había asentado por lo que no resbalaba lo más mínimo.















Cogimos el atajo sobre las vías (todavía no nos han aclarado si es lícito o no cruzarlas. Cada uno cuenta una historia diferente: que no se pueden cruzar, que sí pero no el puente, que sí pero no ir por el túnel -que suena lo más lógico-). Así que llegamos directamente a los Albercones, que es donde estaban los coches. El camino de subida hasta los Albercones sí se ha visto afectado por las lluvias y hay una zona de barro profundo en el que un coche bajo se puede quedar atascado o rozar. ¡Ojo!
 



Al terminar la ferrata tanto Jesús como Emilio se fueron "pitando" (qué manía, con lo chulo que es quedarse un rato tomando algo y compartiendo anécdotas con el grupo), y nosotros 4 nos fuimos a cenar. Como la Ermita y el Cruce estaban cerrados, terminamos en el restaurante de la gasolinera de Ardales, y se come muy bien y variado. David se zampó una hamburguesa enorme con patatas (cosas de la edad; ya mismo dejará de crecer hacia arriba y empezará a ensanchar, si hay justicia divina), y nosotros una ensalada muy rica (y también enorme).









Y para casa, que mañana hay que trabajar. Ha sido una tarde estupenda y el combinado nos ha encantado. Lástima que hubiera que madrugar al día siguiente porque hemos disfrutado muchísimo de la actividad y con la compañía. Bueno, la verdad es que hemos echado un poco de menos a Marco y Paco Doña, pero en esta ocasión no han podido venir. ¡¡¡Están mayores!!!

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