Ferrata del Chorro
3.3.2019
Tremendamente divertida ferrata al lado de la aldea del Chorro, cercana a Ardales. Es una ferrata sencilla y relativamente larga, con una aproximación muy corta pero con un retorno de entre 30 y 45 minutos, según el ritmo de cada uno/a.
En esta ocasión (es mi visita número 19, lo que da una idea de lo bien que me lo paso allí) nos hemos ido en familia: Karen, Santiago, Alejandro y yo. Tras plantarnos en el Chorro a las 10.30, dejamos el coche en el aparcamiento a la salida de la ruta por el Caminito del Rey, cogimos las mochilas e iniciamos el empinado ascenso hasta las vías del tren. A pie de ferrata nos cambiamos e iniciaos el ascenso.
La ferrata del Chorro tiene varias "dificultades" a salvar, alguna de ellas muy seria:
- Alcanza bastante altura, lo que hace que quien tenga vértigo o sea algo novato pueda suponer un problema o un retraso.
Las vistas son maravillosas y la ferrata gana mucha altura en poco tiempo |
- Caída de piedras: hasta las intensas lluvias de noviembre lo habitual era ver caer alguna piedra de buen tamaño cerca de quienes transitaban por la instalación. Después de las lluvias las rampas se han limpiado bastante, aunque por el tipo de roca sigue siendo un riesgo muy real: las cabras, el viento y la erosión siguen lanzando piedras aunque ahora los novatos y sus pies de plomo ya no son tan peligrosos como antes. Tras las lluvias había más de una decena de peldaños en mal estado por golpes de rocas caídas pero han sido reparados. La instalación está ahora en muy buen estado.
Detalle de bloque que terminarán desprendiéndose. La pared inicial está algo disgregada |
- Elementos a superar: un tramo inicial de grapas oblicuas, una tirolina (la han tensado un poco y llegas perfecto con una polea speed, incluso contactas con la roca final), un puente tibetano, un puente mono, un travesía en descenso sin grapas, una rampa pronunciada en descenso, otra rampa en ascenso y un tramo final con grapas en descenso. En la parte inicial y entre la tirolina y los puentes hay tramos muy verticales con grapas.
El puente tibetano |
El puente mono. Cuando corre viento (así ha sido en dos tercios de mis visitas) es "delicioso" :) :) :) |
El rampón de subida. Si no corréis (yo tengo esa manía) se sube bien. Equipada con cable de vida |
El tramo final, con grapas y en descenso. Además de las grapas hay muchos apoyos para bajar con seguridad |
- El retorno está en mal estado en el tramo inicial. El paso de mucha gente, la climatología y los animales han vuelto muy oblicuos algunos tramos que antes eran horizontales. Son tramos cortos pero en los que no es difícil irse rampa abajo. Un simple palo de caminar plegable ayuda bastante. Por lo demás, el sendero está bastante bien marcado, con sólo dos o tres puntos en los que hay que prestar atención para no desviarse. Básicamente buscaremos el puente en arco de piedra sobre el que pasa el tren, para pasar bajo él para conectar con la salida peatonal del Caminito del Rey. También se puede escapar cruzando las vías del tren y pasando bajo la valla metálica, en su confluencia con el túnel, pero está prohibido y te pueden multar si te pillan (difícil que alguien te pille allí y una vez cruzado puedes decir que estás escalando en alguna de las vías que hay por allí). Yo prefiero el paso bajo el puente porque me ahorra el barrizal que hay que pasar para llegar al aparcamiento junto a las vías.
Desde la base de la ferrata iremos hacia la derecha, buscando el abrevadero. Ojo que a partir de abril hay allí muchas avispas
En la parte final los hitos ayudarán a no perder la senda
El desnivel final, de unos 3 metros, se puede salvar por oposición en la confluencia del muro con la roca o bajando por la roca un poco más a la izquierda (orográfica), a unos 2 metros del muro
En esta ocasión pudimos disfrutar de la enorme colonia de buitres volando en círculos, no sabemos si para pillar una térmica o porque habían avistado alguna cabra muerta.
Una mañana magnífica. Al terminar nos fuimos a almorzar al Cruce, en Ardales, pero en esta ocasión nos dieron muy mal de comer. Una pena porque allí otras veces hemos comido muy bien. Por lo demás, una gran actividad en un día soleado y en familia. ¿Qué más se puede pedir?
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