domingo, 6 de mayo de 2018

Sima de los Tajos Coloraos

Sima de los Tajos Coloraos


El pasado sábado descendimos a la sima de los Tajos Coloraos (o Colorados), ubicada en Villaluenga del Rosario, por encima de Republicano, y con una profundidad de unos 160 metros.

El equipo estaba formado por Karen, Paco Doña, Marco, Ozeluis, Davinia
, Isa, Paloma y yo. Aparcamos en los Llanos del Republicano los coches de Marco y Ozeluis e iniciamos la larga aproximación con la hierba y la piedra muy húmedas, lo que generaba algo de inseguridad por lo resbaladizo del suelo. Se tarda cerca de una hora en alcanzar la boca, con un tramo algo expuesto en la parte final del recorrido. 

A la hora de entrar lo hicimos todos menos Davinia, que aún ha de entrenar algo más antes de abordar estos pozos. En esta ocasión instalé yo la sima, con Paco como segundo. Los primeros dos pozos, el auxiliar de entrada (18 metros) y el principal (67 metros) no revisten ninguna dificultad y se pueden hacer con una cuerda de 100 metros del tirón, o de 120 para asegurarse de llegar a la base sin ajustar mucho las combas. Sólo precisamos de una chapa para evitar un péndulo en el paso del pozo de entrada al pozaco. El resto de las chapas estaban puestas. 

Luego la cosa se anima: un tornillo estrecho que se destrepa sin cuerda y un pozo de 13 metros muy estrecho que se desciende sin grandes dificultades, salvo que se esté muy grueso, pero que en ascenso es bastante incómodo, seguido de una sucesión de pasamanos y pozos sin mayores complicaciones, salvo un pozo que tiene una chapa que no se ve bien desde arriba, y que fuerza a un recorrido oblicuo. 

La base de la sima está inundada, si bien hay una pequeña repisa a la que bajamos sólo Paco Doña, Paloma y yo.

A la hora de ascender, en vista de que había mucha gente para cargar petates ;), subí yo el primero, "ligero de peso" :) :) :), que es como se disfruta de un ascenso. Y desmontaron a tramos Isa, Karen y Ozeluis. Una vez todos fuera de la sima iniciamos el retorno a los coches con la hierba y la roca más secas, aunque amenazando lluvia, aunque finalmente el cielo se despejó. Y llegados a Villaluenga nos fuimos a comer y a la casa que alquilamos para el finde.

Esta sima me produce sensaciones enfrentadas: por una parte me resultó muy divertida de instalar, y el paso estrecho requirió de algo más de esfuerzo del que suelo emplear, por prolongarse la incomodidad durante 13 metros y encordado, lo que a la postre hace la sima más interesante, pero la larga aproximación y la zona de barro en la parte inferior justifican que no sea la sima más visitada de Villaluenga. No sé si la repetiré, aunque la experiencia ha sido muy satisfactoria. 

El grupo, como siempre, excelente. Echamos de menos a Desi, que no pudo acompañarnos. Pero nos lo hemos pasado muy bien. En esta ocasión las letras de las canciones con las que nos obsequió Doña iban relacionadas con la dichosa chapa que me costó encontrar y con lo ligero de peso que subí al remontar la sima :) :) :)
















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