Hemos
vuelto a Sima Águila, esta vez con un grupo más numeroso: Isa,
Sebas (Nerja), Mónica, Silvia, Luisa, Rafa, Desi, Santi, Karen y yo.
En esta ocasión, y tras algún malentendido sobre el sitio de quedada , hemos instalado el pozo entre Sebas y yo, con una variación interesante con respecto a la anterior instalación y que nos permitía no sobrepasar los 120º en ninguno de los cabos del anillo superior. De la instalación del segundo tramo, el más largo, con la cuerda de 80 metros, se ha encargado Mónica, quien ha hecho un trabajo estupendo, asistida por Sebas al instalar y por Desi al desinstalar. Ya está lista para montar simas ella sola, a falta de practicar los pasamanos.
El
pozo tenía “bicho” dentro: cinco compañeros muy simpáticos de
un club de Campillos, entre ellos quienes abrieron paso en el sifón
por primera vez. Montamos nuestras cuerdas de forma paralela a su
instalación y al llegar a los gours ellos ya estaban saliendo del
tramo inferior de rápeles, así que no nos hemos interrumpido.
Al llegar a los gours el grupo se dividió: Rafa, Isa y yo nos fuimos a montar y bajar el segundo tramo de sima, el pozo doble. Ese tramo es algo puñetero a la hora de subir. Volví a instalarlo como fraccionamientos en lugar de como pasamanos, pero me han comentado que como pasamanos también tiene “su aquél”. Ojo con meter ahí a alguien muy novato porque puede pasar un mal rato. El resto se metió directamente en el parque de atracciones: los gours , y vistas las carcajadas que se oían creo que se puede afirmar que se lo pasaron bastante bien.
Tras bajar hasta el laminador y volver a subir hasta los gours, Rafa y yo nos metimos también por los túneles, a disfrutar un poco de las pozas y del besatechos. Para no hacer esperar al resto del grupo sólo llegamos a la bifurcación en dos niveles tras el primer besatechos.
Luego hemos ido saliendo poco a poco, y una vez todos reunidos fuera de la cavidad nos hemos ido a comer a Valle de Abdalajís, a la zona recreativa que han montado y que está muy bien, con bancos y mesas de obra y hasta dos barbacoas de leña. Allí hemos podido, por fin, comer de picnic y tomarnos un bizcocho de chocolate y naranja que traíamos para celebrar el cumpleaños de un compañero que finalmente no ha podido venir (él se lo ha perdido ).
Ha sido una jornada estupenda con un grupo magnífico y muy divertido. Nos lo hemos pasado muy bien y ya estamos preparando la próxima salida. ¡Bravo!
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