martes, 26 de marzo de 2019

Sima MN-31

Sima MN-31

26.3.2019



Preciosa y tremendamente entretenida visita a Soldado. Tras juntarnos Paco Doña, Jesús, Paloma Rojas Moreno y yo en los del Túnel, nos fuimos hasta Mollina, donde se nos unió Juanma. Desde allí nos fuimos todos a la zona de aparcamiento, donde nos equipamos para ir hasta la boca de la sima.







La sima del Soldado es una cavidad algo técnica, y aunque su instalación no es especialmente complicada necesita de bastantes mosquetones y cuerda para una progresión con la seguridad adecuada. Afortunadamente está casi toda ella equipada con anclajes químicos y no es preciso instalar chapas.




Las únicas dificultades reseñables de la cavidad son su diaclasa, bastante amplia, alguna aproximación a cabecera, aunque todas perfectamente equipadas con pasamanos, una cómoda desviadora y algún roce a gestionar. Las estrecheces son cómodas y están en la zona que se recorre sin equipo. Eso sí, por debajo de la diaclasa el calor es muy intenso, por lo que hay que llevar agua en abundancia.

Hoy la he instalado yo y la ha desmontado Paco. He instalado el nuevo tramo equipado para salvar el descenso hasta la gran sala previa al último pozo.






En la base nos quitamos los equipos tpv y nos fuimos a recorrerla, llegando hasta la base de la sala del Yeso, en cuyo pozo final se metió Juama, y luego hasta el pozo en el lado opuesto, supuestamente conducente al punto más bajo de la sima, y que en la próxima visita descenderemos montando un natural y algunos de los spit incrustados en la colada.

Tras las fotos de rigor, hoy algo pobres de luz porque no me llevé el foco, iniciamos el ascenso, alguna con una original técnica de progresión con el pantín que espero no homologue la FAE :) :) :).





Durante el ascenso pudimos ver algunos murciélagos bastante activos.

Al salir hacía algo de viento fuera, así que aunque la temperatura no era excesivamente baja, la sensación térmica sí era de frío. Tras llegar a los coches y cambiarnos, allí mismo nos tomamos un refrigerio y, vista la hora tardía y que el bar de la gasolinera de Mollina estaba cerrado, nos fuimos a casa.





Genial la salida para romper la dinámica laboral y pasar un buen rato con muchas risas y anécdotas. El grupo, casi perfecto: nos faltaron Karen y Marco. 




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