Subida al Torrecillas
Impresionante subida al pico Torrecilla, que con sus 1.919 metros de altura es la cumbre más alta de la Sierra de las Nieves. Tras juntarnos Paco Doña, Marco Antonio Perez Rebollo y yo en Estación de Cártama, nos fuimos en el coche de Paco hasta los Quejigales e iniciamos la ruta en un día tremendamente soleado que muy pronto se nubló (menos mal). El primer tramo del camino es espectacular y muy frondoso. Pronto empiezan a surgir los primeros pinsapos, que van colonizando el suelo según se asciende. Nuestro bello sendero termina por unirse al carril principal en el Puerto de los Pilones, aunque unas decenas de metros más adelante se vuelve a separar para llanear por una zona muy despoblada de vegetación que creo que sufrió un incendio cuyas huellas el tiempo tardará en borrar, pese a la repoblación que se ha realizado. Entre bandadas enormes de cuervos llegamos a una pared llena de abrigos naturales con alguna fuente y un pequeño altar, y ya podemos ver la imponente silueta del Torrecilla. Comienza entonces un sinuoso y empinado sendero hasta la cima, el único punto de la ruta con una pendiente significativa, de esas que hacen que uno deje de hablar y vaya mirando al suelo (bueno, no a todos quita la respiración :O. Benditos genes de Igualeja :) :) :)). Llegados a la cima, aprovechamos para hidratarnos y comer algo, y para curiosear en el libro de visitas del buzón, en el que también dejamos nuestra firma. Y como había prisa por regresar a casa, sin mucha demora iniciamos el retorno por la misma ruta, aunque mucho más cómoda al ser ayudados ahora por la misma gravedad que nos frenó el ascenso. ¡Olé! Durante el retorno nos cruzamos con un chaval que estaba realizando la ascensión él solo (muy mala idea ir a la montaña sin compañía) y casi ya en el parking con un enorme grupo de jóvenes extranjeros que también recorrían el sendero. Como aliciente, la ruta pasa cerca de la boca de sima Gesm, aunque nosotros no nos desviamos para verla de cerca. Hemos pasado una mañana estupenda, con los cotilleos de rigor (IM PRESIONANTE. Esto parece Falcon Crest :) :) :)) y con una bellísima caminata de algo más de 15 intensos kilómetros, en un entorno natural envidiable y que ya mismo será parcialmente restringido, con la declaración de Parque Nacional, algo de lo que me alegro si ayuda a favorecer la conservación de este rico y peculiar ecosistema. Y la compañía, una vez más, insuperable. Al final las prisas no eran tantas y pudimos parar a comer en Don Diego. Muchas gracias, compañeros, por tan magnífica excursión. ¡Bravo!
Narración de Nacho.